El Coronel Bananez.

Nacido y criado en el seno de una familia de militares en algún rincón de América Latina, Bananez llegó a fundar un partido de corte nacionalista y tradicionalista con bastantes seguidores, de los cuales supo aprovechar sus descontento por la precaria situación política y económica del país. El lema de Bananez era "pasar a la acción", quería que la gente sintiera que alguién estaba haciendo algo por ellos en una acción directa, "nada de palabrerías en el congreso ni políticas palaciegas". En mayo del 86 apunto estuvo de ganar unas elecciones con el 43% de los votos a su favor; pero su candidato rival, de corte moderado e izquierdista -y "un populahcero de clase burguesa", como le apodaría nuestro Coronel- conquistó al restante porcentaje de votantes con un paquete de medidas innovadoras contra la precariedad que, a la vez, suponían reformas populistas como la nacionalización de las riquiezas del pais y la expropiación de tierras e industrias al capital inversor extranjero.
Bananez, molesto por el resultado, apeló aún mas al sentimiento nacionalista de la Pequeña Venezzia, y argomunetó contra la locura económica que significaba romper lazos con los inversores del primer mundo y dejar la economía del país en manos de campesinos y burgueses idealistas. Así que no aceptó el resultado de la votación y, unos días después de la investidura de su rival como jefe de estado, tomó por la fuerza el palacio de congresos ayudado por una caterva de "ciudadanos concienciados" un batallón entero de "gente no-muerta" y algún metahumano con capa que hacía trizas vehículos policiales y carros blindados. Bananez se consolidó en el gobierno de la república e inició una etapa de terror sobre la mitad de la población del país en desacuerdo con su golpe de mano por el miedo a la suvbersión y la rebelión. Los desaparecidos se encuentan por cientos de miles, y los testimonios de torturas y masacres han pasado el filtro de la censura hasta en los periódicos más conservadores. Desde la llegada al poder del ahora Coronel la Pequeña Venezzia se encuentra en un estado totalitario que tranquiliza al capital extranjero invertido y facilita sus actividades.